Agricultura cosechó frutos en la pandemia

    La teoría del cisne negro es una metáfora que utilizan diversos analistas para describirun suceso sorpresivo de gran impacto socioeconómico. Después de varios años de relativa normalidad, la pandemia del Covid-19 llegó a sacudir las actividades económicas de todo el mundo, por lo que este acontecimiento bien podría definirse como el cisne negro más devastador del siglo XXI. A pesar de todas las adversidades por las que tuvo que pasar la economía mexicana a causa de la pandemia, el sector primario (agricultura, ganadería, pesca, caza entre otras actividades) mostró resiliencia y generó certidumbre alimentaria para la población del país. Las cifras oportunas del Producto Interno Bruto (PIB) publicadas a principios de 2021 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelaron que las actividades primarias mostraron un crecimiento de 2% anual durante el año pandémico. De esta forma, el campo mexicano logró mostrar mayor resiliencia en comparación de los otros dos grandes sectores del país, ya que las actividades secundarias (manufacturas, minería,‘utilities’, construcción) reportaron una caída de 10.2% anual, mientras que el principal motor de la economía nacional, las actividades terciarias (servicios), presentaron una contracción anual de 7.9%.

    Las cifras revisadas del INEGI al primer semestre de 2021 revelaron que las actividades primarias en realidad registraron una ligera contracción de 0.5% durante 2020, sin embargo, el mensaje sigue siendo claro: Los productores le siguieron dando de comer a México. “Los agricultores nunca bajaron los brazos, el campo no se detuvo durante la pandemia, pudimos garantizar la alimentación de nuestra sociedad durante la contingencia sanitaria y como Gobierno de México destacamos que no hubo compras de pánico ni desabasto”, señaló en entrevista Víctor Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader). Destacó que este desempeño se debió al mérito de los productores, “gracias a su incansable labor garantizaron la disponibilidad de alimentos para todos los mexicanos, lo cual habrá de seguir en este año”, apuntó. Incluso, la representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), Lina Pohl Alfaro, destacó que México logró que la crisis sanitaria no se convirtiera en una crisis alimentaria, lo que implicó un gran esfuerzo de política pública, productores, centros de investigación y mucho trabajo en conjunto. “La pandemia nos demostró que este es un sector resiliente, se logró mantener el crecimiento, a pesar del impacto brutal del Covid-19”, dijo.

     

    APUESTA POR LOS ALIMENTOS

    Pese a los estragos de la pandemia, la producción de alimentos cerró el 2020 con un total de 289.3 millones de toneladas, cifra superior en 0.6% en comparación de los 287.4 millones de toneladas producidas en 2019. En términos monetarios, la derrama económica de estos productos originarios del campo y aguas nacionales superó el 1.2 billones de pesos, lo que significó un crecimiento anual de 3.7%, según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP). Villalobos especificó que la autosuficiencia alimentaria del país va por buen camino, ya que se lograron aumentos importantes de producción en cuatro granos básicos, arroz (23.3%), frijol (35.6), maíz grano (3.9) y trigo panificable (17.5). Uno de los sectores que más se beneficiaron desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y ahora con su modernización en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como la amplia red de 12 tratados de libre comercio han sido las agroexportaciones. Víctor Villalobos destacó que aún con las adversidades generadas por la contingencia sanitaria, la balanza comercial mexicana logró registrar un superávit comercial por sexto año consecutivo. “Es una cifra histórica de 11 mil millones de dólares de superávit, no se había dado nunca, es un mensaje de que no solo nuestros socios de América del Norte están demandando nuestros productos, sino que cada vez más países alrededor del mundo se están fijando en la calidad e inocuidad de nuestros alimentos”, dijo. Durante 2020, las exportaciones agroalimentarias (actividades primarias más actividades transformación industrial), ascendieron a 39 mil 125 millones de dólares, lo que representó un incremento anual de 4.1%. En tanto, las importaciones se ubicaron en 27 mil 166 millones de dólares, cifra 5.5% inferior a los datos observados en 2019.

    El titular de Sader afirmó que este dinamismo exportador se debe a que México está trabajando en diversificar sus mercados. “Estamos abriéndonos camino en países asiáticos y árabes, el año pasado firmamos protocolos para exportar plátano y sorgo a China, estamos en negociaciones para venderles vísceras de cerdo y pollo, y debemos aplicarlos, ya que es un mercado inagotable”, subrayó. Al hablar de ventas agrícolas, es inevitable no remitirse al ‘oro verde’. El aguacate es el alimento más exitoso de México, tan solo en 2020 el país le vendió al mundo 2 mil 936 millones de dólares de este fruto. El segundo lugar lo ocupa el jitomate, con ventas de 2 mil 418 millones de dólares, seguido de los pimientos (mil 472 millones de dólares); almendra, nuez y pistache (658 millones de dólares), pepino (644), fresas (586), cítricos (561), coles (524), melón, sandía y papaya (495), entre otros productos. Para 2021, el encargado del despacho de agricultura señaló que la dependencia a su cargo tendrá un presupuesto superior al de 2020, ya que se le asignó la cantidad de 49 mil 291 millones de pesos (mil 714 millones de pesos más que en 2019), lo que le permitirá a la Secretaría seguir dando soporte a los programas prioritarios del sector. “En 2020 los programas prioritarios llegaron de forma directa y con cobertura nacional a más de dos millones 828 mil productores de pequeña escala, ejidatarios, campesinos e indígenas, con un monto de 20 mil 664 millones de pesos, el campo no se ha detenido, no se detiene y no se detendrá”, apuntó. La Sader y el SIAP estiman que en 2021 la producción de alimentos será de 290.7 millones de toneladas, lo que implicará un crecimiento anual de 0.5 por ciento. Esta cifra equivale a un valor de 1.2 billones de pesos, cifra superior en 3.7 por ciento a lo observado en 2020. “Los logros del año anterior los vamos a superar en 2021, son un mérito de los productores mexicanos, y muestran la pertinencia de la política para el campo impulsada por el Presidente de México”, indicó. El INEGI ha confirmado el buen ritmo de crecimiento del sector para este año, ya que al cierre del primer semestre, las actividades primarias registraron un incremento de 4.7% a tasa anual con base en cifras ajustadas por estacionalidad.

     

    RETOS PARA LA REACTIVACIÓN

    Para Juan Cortina Gallardo, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), el campo mexicano necesita seguir fortaleciéndose, “ya que hay más de 126 millones de mexicanos por alimentar”. “El sector agro es uno de los pilares de la economía nacional, genera más de 40 mil millones de dólares en exportaciones, cifra superior a lo obtenido por remesas o turismo, el país tiene geografía y clima que nos dan cierta ventaja, podemos cosechar ciertos productos durante todo el año, cosa que muchos países no tienen, pero tenemos que aprovecharlo y potencializarlo”, apuntó. Reflexionó que entre los puntos más importantes que se deben tener en cuenta son los cambios extremos del clima, como lo fue la sequía que cimbró los campos mexicanos durante gran parte del primer semestre del año. “Además, esperamos que el Gobierno de México tome decisiones basadas en ciencia y tecnología, malas decisiones nos pueden pegar directamente en la productividad, tenemos temas pendientes de análisis en encontrar un sustituto para el glifosato y evaluar las importaciones de semillas y productos biotecnológicos”, apuntó.

    El dirigente del CNA agregó que actualmente el país está cosechando todo el trabajo que se ha hecho durante los últimos 30 años, por lo que existe una enorme responsabilidad de seguir manteniendo un campo vibrante y eficiente, por lo que también sería útil replantear el presupuesto destinado a esta actividad, que durante la actual administración, ha disminuido en alrededor de un 60%. “Pudo haber excesos en el pasado, pero lo que se debería hacer ahora es atenderlos y cortarlos de tajo, competimos contra naciones que tienen apoyos y programas que nosotros ya no tenemos, nuestros productores no tienen apoyos ni ayuda, en CNA saldremos con propuestas para que se reconsideren los recursos que se han eliminado”, aseveró. Por otra parte, Juan Carlos Anaya, director general del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas, apuntó en su reporte anual que el 2021 no será un año fácil, ya que la recuperación económica del país ‘pende de hilos muy delicados, y el Covid-19 será un tema con el que se tendrá que vivir durante más tiempo. “Las decisiones que tomen las autoridades no solo en materia de vacunación y salud, sino de certeza jurídica; estabilidad financiera; competitividad; combate a la pobreza; seguridad; y relaciones internacionales marcaran el rumbo de los próximos tres años. Nuestro país muestra ciertos signos de agotamiento y hemos descendidos en diversos rankings mundiales”, apuntó.

    Agregó que el sector agroalimentario se encuentra frente a un mercado interno débil y un mercado de exportación en recuperación. “Entonces, ¿hacia dónde ir? La respuesta puede parecer complicada, pero es obvia; el sector tiene que seguir adelante centrando sus decisiones de producción en los consumidores, cuidando nuestros mercados naturales y buscando nuevos mercados. Se tiene que perseguir todos los días la excelencia en campo, comercialización, innovación y desarrollo con una visión de sustentabilidad”, puntualizó. Resaltó que la preparación para adaptarse al cambio de paradigmas es uno de los factores clave de la resiliencia del campo mexicano. “Prueba de la adaptación es que hoy existe la agricultura por contrato sin presencia del Gobierno, los productores y consumidores se acoplaron al nuevo entorno del país. La sanidad e inocuidad ha sido soportada y sufragada por los diversos subsectores garantizando con ello que los alimentos emanados del país son sanos y de la mejor calidad”, dijo. Hacia el futuro, Juan Carlos Anaya pronosticó que la producción de alimentos mexicanos enfrentará embates de parte de sus socios comerciales y, en algunos casos, del propio gobierno. “Pero será responsabilidad de todos los actores de la cadena estar preparados con elementos técnicos, de mercado y legales para brindar luz a la discusión. Las guerras comerciales y los enfrentamientos estériles entre dos visiones no favorecen a nadie. Para sortear de mejor manera el temporal es necesario la unidad, cooperación y entendimiento entre las cadenas agroalimentarias”, señaló el experto. Saca el 'músculo' El campo mexicano fue el sector que mostró la mayor resiliencia ante la pandemia del Covid-19. 

     

    El Financiero / Agosto 2021